Me encantan los aceites, los beneficios que tienen no dejan de sorprenderme. Llevo usándolos en mi misma y en los masajes y tratamientos desde hace 16 años. En las consultas tanto presenciales como online muchas veces también preparo formulas personalizadas y enseño a como usarlos en automasaje o en las rutinas diarias. Sus beneficios son tantos que cuando los incluyes en tu día a día rápidamente se convierten en un básico del que no quieres prescindir.
Ungir consiste en aplicar aceite o grasa en el cuerpo para aprovechar todas sus propiedades a través de la piel. Todo lo que ponemos en nuestra piel pasa a formar parte de nuestro cuerpo. A los pocos minutos de aplicarlo, penetra en folículo piloso, y una vez allí sigue absorbiéndose hasta llegar al torrente sanguíneo.
Pero no solamente eso, sino que también tiene importantes efectos a nivel del sistema nervioso, y a lo largo de la historia, distintas culturas y religiones le han otorgado propiedades espirituales y amorosas. Para la medicina Ayurveda, la aplicación de aceites medicados (no confundir con aceites esenciales, ni con la aromaterapia) es capital en la prevención y el tratamiento de patologías de toda índole. Siendo el masaje con dichas sustancias uno de sus tratamientos estrella. De echo, la palabra abhyanga que es el nombre que recibe el masaje básico de cuerpo, significa ungir con aceite. Pero además, el uso del aceite también está íntimamente relacionado con prácticas espirituales. Y desde la noche de los tiempos se le han otorgado cualidades para el alma. Mi tratamiento preferido: el shirodhara, además de ser efectivo en la mayoría de desequilibrios del sistema nervioso, también se creó para ayudar a transcender a estados más elevados de conciencia.
En la propia cultura occidental, muchos pasajes de la Biblia hacen referencia a la curación tanto física como espiritual mediante el aceite. A día de hoy los Santos óleos son parte importante de distintos ritos religiosos y la palabra Cristo, significa «El ungido»…Curioso, ¿verdad? ¿Lo sabías?