En de una ocasión os he comentado que el Ayurveda es el arte vivir. Esto quiere decir que no solamente es una medicina, un masaje o una forma de alimentarse. El Ayurveda va mucho más allá y engloba todos los aspectos de la existencia. Puede ser tan amplio como nosotros queramos.
Hay personas que se acercan al Ayurveda en momentos puntuales de su vida, en busca de una opción distinta para algún problema de salud, quieren mitigar alguna dolencia o alimentarse de forma distinta. Muchos de ellos reciben masajes, cambian su alimentación o incorporan otras técnicas como el yoga en su día a día, hasta que el desequilibrio desaparece y por lo tanto la salud vuelve. Una vez conseguido su propósito, recuperan su rutina habitual. Esta puede ser una buena opción, pero el Ayurveda va más allá y puede convertirse en una parte de nosotros.
Ayurveda es un “manual de instrucciones” que nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestras emociones. Nos ayuda a conocernos mejor y poder ajustarnos al día a día, con nuestras necesidades, nuestras tensiones, puntos débiles… y lo más importante, cómo identificarlos y controlarlos. También nos enseña a descubrir nuestros ritmos internos y los ritmos externos de la naturaleza, para poder acompasar ambos y que los cambios meteorológicos o estaciónales no nos afecten de manera negativa.
Lo dicho, un autentico manual de “instrucciones” para poder tener una vida más sana, plena y feliz y poder disfrutar de ella en su totalidad.
Para llevarlo a cabo se necesita una implicación personal. El médico o terapeuta es un acompañante que nos facilita ese equilibrio mediante las terapias o los masajes, y nos indica las cambios necesarios en alimentación, hábitos diarios…, nos da herramientas para trabajar y nos apoya en el proceso, pero la labor siempre es personal y requiere un compromiso. El resultado merece la pena.
¿Te animas?