La comida ayurvédica es sabrosa, y se prepara de acuerdo a los efectos que tiene sobre la salud tanto del cuerpo como de la mente. Los platos buscan el disfrute y la nutrición de todos los sentidos, ya que la digestión comienza desde que vemos el plato que vamos a degustar, pasando por el aroma que desprende, la textura que sentimos al meterlo en la boca y por supuesto el sabor que finalmente paladeamos.
La comida puede ser nuestra medicina, porque tanto la salud como la enfermedad entran por la boca. Una correcta nutrición es la base para que el resto de tratamientos sean efectivos. Cuando hablamos de nutrición no sólo nos referimos a lo que comemos, sino a como lo cocinamos, ya que los nutrientes sufren cambios muy significativos dependiendo de si están crudos, cocidos, fritos… También hay que tener en cuenta otras variables importantes, tales como el uso de especias (todas ellas ayudan a digerir mejor los alimentos, aumentar sus propiedades, evitar acidez, gases…), y por supuesto nuestra constitución personal. Porque todos sabemos que cada persona es única y por lo tanto sus necesidades y su digestión y son diferentes. Lo que para unos es alimento para otros puede ser dañino.
Ayurveda aborda la alimentación desde la teoría de los 6 sabores o rasas. Los alimentos, y por lo tanto sus propiedades, se clasifican por su sabor predominante. Cada sabor tiene unas características y puede calmar o aumentar los doshas. Los sabores están compuestos por una mezcla de los 5 elementos.
Para que podamos asimilar bien las comidas, estas tienen que contener los 6 sabores, que son los siguientes: dulce, ácido, salado, amargo, picante y astringente. Una buena opción para que nuestros platos tengan los 6 sabores es utilizar mezclas de especias para equilibrar las distintas necesidades de cada persona, y por lo tanto, combatir sus desequilibrios: hinchazón, acidez, digestiones pesadas…
No hay alimentos prohibidos, o buenos o malos. La bondad o perjuicio de cada alimento depende de la constitución de la persona. Por tanto, la clave para llevar una dieta sana y equilibrada es conocer nuestra constitución, y tomar un mayor número de alimentos que calmen nuestra constitución predominante o en desequilibrio. Además es conveniente respetar unas franjas horarias, tener en cuenta los cambios estaciónales y tomar alimentos frescos y sabrosos con los que disfrutemos comiendo.
Estos son los sabores que calman cada constitución:
Vata: dulce, salado y ácido.
Kapha: astringente, amargo y picante.
Pitta: dulce, astringente y amargo.
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