El día que se cayó internet, el día que nos quedamos sin WhasApp, Instragram y Facebook.
El día que la desconexión, nos obligo a conectarnos a nosotros mismos. Y entre otras muchas cosas, poder ver en que medida nuestras relaciones sociales, ocio o trabajo dependen de estas aplicaciones.
¿Cómo lo has vivido?
¿Indiferencia, alivio, angustia, ansiedad?
¿Cuánto tardaste en enterarte?
¿En qué medida te condicionan?
¿Qué puedes hacer sin internet?
¿Te has descargado Telegram y «a correr» ? o ¿te has planteado algo de todo esto?
Te imaginas una gran desconexión, que en algún lugar surgiera algo así como un gran chispazo y saltara todo por los aires sin vuelta atrás.
¿Qué sabes hacer sólo con tus propias manos?
¿Qué conocimientos y habilidades tienes dentro de ti sin depender de las nuevas tecnologías?
¿Qué conocimientos y habilidades has perdido, olvidado o dejado de aprender «gracias» a ellas?
Yo llevo planteándome todo esto desde hace mucho tiempo, no es ningún secreto que no me gustan las redes sociales ni las app. He hablado y escrito largo y tendido sobre todo el último año, sobre la necesidad de recuperar el tacto, el trabajo manual, la presencia…
Cada día veo más necesario volver a preguntar a los mayores sobre como se hacen las cosas en vez de buscarlo en Google, o consultar con la persona que te encuentras por la calle para llegar a un sitio en vez de usar el GPS.
Tenemos un nivel de dependencia cada vez mayor, todo lo vemos a través de las pantallas, se nos olvida usar los sentidos, las relaciones directas, la charla mirándose a los ojos.
¿Qué tienen cosas buenas? Por supuesto, sino posiblemente no estarías leyendo esto, pero que tienen un lado oscuro cada vez más grande y tétrico también. Lo veo a diario y cada día acompaño a mas personas asesorándolas en las consultas personales y también en el curso de Regreso al origen.
La clave esta en la moderación y usarlas de forma limitada, aprovechando sus oportunidades sin dependencia y siendo muy conscientes que la mirada, el tacto, la presencia nunca, nunca, nunca se pueden sustituir. Consérvalas o recupéralas si es necesario.
Un abrazo.
Elena Álvarez